Algunas observaciones sobre los desastres (socio)naturales (en Perú, marzo 2017)

Basándome en mi propia experiencia laboral y educativa previa y por lo que estoy analizando ahora mismo, espero que los siguientes puntos sean de utilidad para enfocar las emercencias y desastres que suceden ahora.
1. ¿Se debe al cambio climático (CC)? La pregunta, así formulada, es un poco tramposa. Se puede decir que como tendencia general (ojo: general) sí está agudizando algunas dinámicas en cuanto a intensidad, frecuencia y cambios de patrones. En este caso, estaría interactuando mucho con fenómenos como El Niño, La Niña o el presente fenómeno (hay que tener en cuenta que lo que vemos no ha sido catalogado como un Niño regular sino que la dinámica es algo distinta, de ahí que se esté usando más el rótulo «Niño Costero», que parecería tener un precedente en 1925) . El problema es que establecer más exactamente cómo ocurre y qué podemos esperar en el corto y largo plazo es sumamente difícil. Ahí cabe hacer un par de observaciones:
(a) el que se tenga esa tendencia a nivel general no significa que pueda hacerse la regionalización (scale down) fácilmente.
(b) podemos enfocar al CC como un factor significativo que se combina con otros, una suerte de «coctel» de factores que incrementan el peligro. ¿Cuánto aporta? ¿Qué tanto «peso» tiene en eso? Es muy difícil de estimar. Lo importante es notar ahora que los peligros no se limitan al cambio climático. Podemos imaginar cómo sería el mundo actual sin cambio climático y aún así habría muchos fenómenos de clima y del tiempo (weather) bastante peligrosos, y estamos ya familiarizados con las dinámicas e impactos de estos.
2. Planificación y prevención:
Como se dice muchas veces, los desastres no son naturales, sino «socio-naturales», apuntando a que el peligro puede estar ahí, cada vez más fuerte, pero la falta de preparación suele tener más peso. La pregunta que sigue es ¿qué tan desprevenidos nos ha tomado todo esto? Siguiendo con lo anterior: sí, puede haber elementos nuevos para los cuáles no estábamos preparados y de los cuáles podríamos decir «nos tomó por sorpresa». Pero (y es un «pero» muy grande) también hay muchísimos para los que usar una frase sería realmente cínico y cobarde, pues ya debíamos estar preparados desde mucho antes. Por este lado van las críticas a las autoridades: por la falta de ejecución de obras y de coordinación con las personas. Ellos no pueden escudarse en un simple «nos tomó por sorpresa».
Por ejemplo: posiblemente, por un tema de intensificación de las lluvias, no resulta posible prever con facilidad qué tan altos deberían ser algunos muros de contención, o quizás no se podía prever bien que el caudal de un río iba a aumentar tanto que llegaría a afectar un puente bien construído según los escenarios previos. Entonces, sí, hay algunos elementos que podrían tomar por sopresa. Sin embargo, la mayoría de los problemas que se observan ahora en la infraestructura y la planificación no son de aquel tipo, sino mucho más básicos y previsibles, como la falta de existencia -a secas- de muros, o puentes muy mal construidos que colapsarían ante la primera gran crecida de un río, o poblaciones asentadas en lugares muy expuestos, y un largo etc. Y todo eso sería un problema, nuevamente, aún si no existiera el cambio climático.
A esto se suma, claro, el hecho de que aún si los elementos son sorpresivos, esto no implica que se nos tome completamente fríos. Para hacer la analogía con una pelea: puede que venga algún golpe que «nos madruge», pero una preparación adecuada implica también estar preparado para que ese golpe sorpresivo no implique prácticamente un knock out. ¿Los muros no fueron suficientemente altos o incluso los puentes buenos se afectaron? ok, pero ¿qué plan de contingencia tienes para ello?
3. No es solo un problema de las autoridades, sino también de nosotros mismos como población. Esto no quiere decir que tengan el mismo nivel de responsabilidad. Sí puede asignársele más responsabilidad a la seguidilla de gestiones insuficientes, especialmente cuando vemos los bajos niveles de ejecución de presupuesto para gestión de riesgo de desastres, y peor aún, que lo gastado se ejecutó en obras mal hechas y en algunos casos explicadas por corrupción.
Sin embargo, eso no debe hacernos ciegos ante problemas que tienen que ver directamente con la población. Esto se ve claro en los casos de personas que pese a tener su casa en una zona sumamente expuesta, como un lecho seco, se niegan a ser trasladadas. En algunos casos esto se debe por desconfiar de las autoridades, claro; pero también hay incentivos perversos, por ejemplo, a veces el interés es conseguir un pago por reubicación aun si el terreno fue invadido; también se hace muchas veces presión para que algunos instrumentos para la gestión se demoren; por ejemplo demorar la aparición de un adecuado mapa de peligros ya que eso disminuiría mucho el valor de las propiedades. No se puede desatender ese lado de las responsabilidades.
4. Las estrategias no son para nada obvias. Se habla, a veces, rápidamente de forestar/reforestar como solución. Eso podría disminuir la exposición de personas en algunos lugares, pero en algunos otros resulta inútil, ya que la ladera es tan rocosa que no se puede forestar, o porque el deslizamiento podría ser tan fuerte que ni la (re)forestación podría contenerlo. A veces, movilizar completamente es la única solución. Es solo un ejemplo, las consideraciones son mucho más complejas e involucran aspectos técnicos, socio-económicos y políticos fuertemente.
5. Si estamos así para deslizamientos, ¿cómo sería para un sismo intenso? ¿Podríamos ya, de una buena vez, no solo «pensar en lo que pasaría» sino ya planificar efectivamente y tomar acción? Muchas ciudades del país son una vergüenza en cuanto a preparación para este tipo de desastres. Desastres que no avisan, que no tienen una periodicidad aproximada, sino que solo sabemos que tenemos que estar preparados y punto. Y ahí el problema, a nivel de cada localidad, no es solo de educación y sensibilización, me parece, sino de las trabas para pasar del «saber y sentir» ese peligro potencial a «cambiar la situación» Y pareciera que ni a nivel de autoridades ni a nivel de población en general hay suficientes ganas para destrabar las dinámicas perversas que impiden o ralentizan ese cambio.
6. Habiendo dicho lo previo, sí hay un punto relacionado a la sensibilización. Una factura alta que nos pasa el centralismo del país es que muchos problemas nacionales no se «sienten» en los medios o en instancias de gobierno (hasta en algunas empresas) hasta que Lima no es afectada. No deberíamos tener que llegar a ese punto para que las emergencias suban su orden prioritario en las agendas.
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¿Por qué les cuesta tanto a las posiciones críticas aceptar contra-críticas?

1 noviembre 2015 Deja un comentario

Nunca deja de llamarme la atención cómo posturas que adoptan un punto de vista crítico tienen ese problema. Ya sea del progresismo, socialismo, liberalismo, feminismo, y otros, sean «ismos» o no. Y no se trata de dejar de valorarlos. Sus posturas han sido y siguen siendo completamente valiosas: sus reflexiones merecen ser escuchadas y discutidas y muchas de sus luchas, apoyadas, tanto en un plano político como académico.
Sin embargo, al momento de intentar hacer una crítica hacia sus ideas básicas (o no tan básicas) o decisiones políticas, parece ser que la apertura es solo hacia posturas que sean también críticas o que vengan de actores tan o más «desprivilegiados» que ellos mismos. Pero, mirando al otro lado, a lo que ellos critican, la apertura parece ser casi nula; como si el conservadurismo, neo-liberalismo/capitalismo y demás contrapartes no tuvieran nada relevante a ser escuchado, porque prácticamente cualquier cosa que puedan decir es, explícita o implícitamente, consciente o inconscientemente, solo una defensa de su propia posición de privilegio o un intento de legitimación de las relaciones de poder.

Y, si se intenta hacer una crítica a esos defensores de los «ismos» críticos, las cartas a jugar suelen ser frases del tipo:

  • «decir eso es hacerle el juego a los conservadores / neo-liberales / etc., ¡date cuenta!»
  • «si piensas eso es porque, quizás sin quererlo claro, te mueves (a-críticamente) dentro de las categorías que debemos criticar»
  • «bueno, es que aún no la ves bien, tendrías que leer tales autores y pasar tales experiencias para entender, cuando lo hagas te darás cuenta de que tenemos razón»
  • «pero hacer una crítica a la crítica está bien para una clase o un café, para una conversación interesante, pero no más allá de eso; la lucha debe hacerse en pro de todos»
  • (y otras más que se repiten con menor frecuencia).

También podemos ir con esos críticos y preguntarles algo como: «¿y qué pasa si en algún punto, uno al menos, de lo que defiendes caes en un exceso? ¿es eso posible?» Más aún, «¿qué pasa si en ese punto en particular, no en general, es tu rival quien tiene la razón?» Las respuestas ahí suelen variar entre «no, en ningún aspecto de nuestro debate el otro tiene la razón» y «bueno, podría pasar, claro, yo no soy infalible». Si es lo segundo, el problema llega cuando se piden ejemplos: en mi experiencia personal, al preguntarlo eso, casi nunca son capaces de dar ejemplos en que se evidencie que sus criticados tienen un mejor punto. Lo reconocen para otros temas, como la capacidad para organizar gente, movilizar recursos, usar los medios, permanecer en el poder… pero prácticamente nunca para los temas propios del debate, del quid de su crítica. Y esto aparece una, y otra, y otra vez en conversaciones, en debates, en foros, en blogs, diarios, posts de facebook, etc.

Esa incapacidad para aceptar contra-críticas también es peligrosa, en tanto bloquea canales de comunicación y polariza las posiciones, además de cierta suposición de que los defensores de las posturas contrarias son o bien ingenuos, porque «no la ven» o bien astutos o simplemente personas aferradas a sus posiciones de poder y «no quieren perder».  Es cierto que muchas veces ese es el caso, pero tampoco se puede aceptar una generalización de ese tipo sobre cualquier postura o idea conservadora, de derecha, etc. Por eso es también necesario promover que los defensores de esas posturas críticas se hagan a sí mismos la pregunta (al menos solo internamente):

«¿Hay algún punto en el que esté sobre-interpretando y, quizás, ese a quien critico tiene mejores argumentos? ¿Cuáles serían?».

Pregunta que también es válida para sus criticados, obviamente. Sin esto, los verdaderos debates, no los diálogos de sordos, no podrán darse.

Por último: tal vez esto parezca ingenuo pedir algo así cuando se trata de dinámicas políticas, lo que implica balances y  luchas de poderes, muchas veces de tipo muy crudo. Esto es cierto. Pero tampoco se trata de hinchadas o de «bandas» en que cada parte es casi incapaz de reconocerle algo a la posición contraria. Tender los canales de comunicación es necesario, y no solo por intereses propios, sino porque los temas en discusión lo permiten y piden. Además, ver ese proceso de abrir canales como ingenuo corre el riesgo ya mencionado de generar una situación en que cada postura vaya hacia su propio lado, polarizando posiciones y volviendo más crudos los enfrentamientos. Espero que podamos acordar que el hecho de que algo así suceda es también peligroso.

Notas sobre la abnegación maternal con motivo del día de la madre

Tal vez la abnegación no sea el tema del episodio de este video, pero de que está implicado, creo que lo está. De ahí no faltó mucho para hilvanar ideas por este día, y vá:

Hasta ahora hoy he visto principalmente dos tipos de mensajes referidos a la abnegación de la madre: por un lado, están quienes lo valoran mucho y lo agradecen en demasía y señalan hacerlo recurrentemente aunque tal vez no se note; por otro, quienes aprovechan la fecha para poner en cuestión la asignación de un valor así a las madres -en pocos casos- y a la mujer («en general») -en más casos- junto con el recordatorio de que feminidad no tiene que venir en un paquete 2×1 con maternidad.
Un puñado de personas, más abarcantemente, han tratado de combinar ambos, pero eso implica -me da la impresión- hacer que lo segundo sirva de límites para canalizar el deflujo del agradecimiento por la abnegación maternal que ya ha sido recibida.
Y por más de que en el armado tenga realmente sentido, creo que el balance entre esa abnegación y la libertad (de determinación y elección) que está a la base del recordatorio mencionado, no está tan claro como debería. No creo que sea suficiente señalar que la solución básica o la base de la solución pasa por un «bueno, la idea es que cada mujer tenga la libertad de ser abnegada o no, pero que lo decida por sí misma», y no lo creo porque en muchos casos el llamado a tal abnegación llega antes de que la libertad pueda determinarse por ella, y, justamente en esos casos, aquella solución básica que va en pro de la defensa del valor de la libertad (que todos queremos) sólo forzadamente puede pretender ser «básica» sin más.
NB: No defiendo que no pueda serlo, o que no haya ventajas en tratar de hacerlo; mi punto no es ese, sino señalar que el conflicto entre abnegación y libertad no puede resolverse fácilmente simplemente señalando a lo segundo como requisito de lo primero; y por tanto no puedo dejar de mirar con desconfianza a lecturas que pretendan hacerlo.
Y si menciono todo esto no es solo por un tema «medio intelectual», sino porque ese conflicto es algo que he visto también en mi madre y en muchas otras mujeres, quienes a veces me han proyectado que también está la otra ruta de solución del conflicto: tratar de colocar a la abnegación como un prerrequisito de la libertad. El problema es tal vez, que, siendo la abnegación responsabilidad aderezada en martirio, esto último puede tomar control hasta el punto de crear un situación contraproducente (ejem. en la figura de una madre que por amor daña salud, lo que a larga le recortaría las posibilidades distintas de manifestar dicha responsabilidad).
No sé si para muchos resulte ingenua la idea de limitar las libertades poniéndole como base a las responsabilidades, pero si tienen un caso cercano en una madre, tía o abuela que así haya actuado, incluso sin que sea a sabiendas, pues espero que al menos replique un poco esa pregunta, pregunta que en mí sí ha calado y mucho. Pregunta que me hace a la vez preguntarme por qué, por ejemplo, si se nota una brecha de género al respecto, en lugar de proponer un movimiento liberador de las mujeres (y de todos los demás también –para hacer justicia a esta posición) lejos de la abnegación y reafirmando como condición de posibilidad de cualquier cosa que se abrace el valor de la libertad como algo fundamental, no se intenta hacer más para llevar más a los hombres hacia ella, pero claro, teniendo en cuenta lo mencionado sobre el peligro del elemento martírico que en ella hay, que debería ser controlado (si es que no eliminado). ¿Es una batalla perdida acaso?
Yo heredé de mi madre el tener que hacer frente a esa tensión entre responsabilidad y libertad, e intento seguirla en su orden prioritario. Lo que espero ahora es que en mi ruta de vida los traspiés no sean muchos, y que fracasar no sea mi futuro. En ella no lo ha sido.

Carta abierta a León Trahtemberg sobre su postura acerca de la situación en Gaza

30 noviembre 2012 Deja un comentario

Estimado León Trahtemberg:

Luego de conocer con sorpresa su postura respecto a la situación en Gaza tras leer su artículo, continuación y entrevista radial, y pese a las advertencias colocadas ahí mismo o en su página de Facebook sobre borrar los comentarios que no guarden la compostura o que no entiendan que es “sólo una opinión”, me tomaré la licencia de criticarlo.

Según entiendo su intención es la de ser una suerte de “contrapeso informativo”, pues considera que los medios están presentando sólo parcial y -en gran medida- sensacionalistamente lo que sucede ahí. Ud. sintió como deber propio dar la imagen de lo que está “en el otro platillo de la balanza” aprovechando su posición y experiencia propias. Para ello advierte que su opinión podría no gustar y que podría incluso ser juzgada como parcializada por muchos.

En primera instancia, todo ello suena bastante razonable y respetable , pero, si vamos un poco más a detalle, mostraremos cómo hace ascuas. Empecemos por la manera de justificarse. Decir que es una opinión y anunciar que es parcializada no es un escudo suficiente. No sólo por la obvia razón de que toda opinión, siempre que se guarde el respeto obviamente, es susceptible de crítica. Más allá de eso: es comprensible que Ud. por filiaciones personales, familiares, educativas, tradicionales, e incluso hasta étnicas y religiosas, se pronuncie por una de las partes. Tomar partido no es ningún problema. El problema es la forma en que lo ha hecho. Me explico.

Toda persona tiene derecho a verter sus opiniones obviamente, pero eso tiene algunas condiciones que van más allá de la regla general de respeto. Hay, según las circunstancias reglas más particulares según quién, a quién,en qué contexto y por qué medio lo diga. Y Ud., por decirlo en breve, tiene sobre sus hombros una doble responsabilidad de la que no puede desembarazarse (una que no es legal obviamente, pero sí moral). En primer lugar, considerando el medio y su posición: Ud. ha vertido sus opiniones personales en un foro que merecidamente ha ganado respeto por su labor en pro de la educación; pero ahora ha sido usado para verter opioniones políticas. No quiero decir con esto que dicha plataforma deba ser exclusiva para temas educativos, sino sólo que, el ir más allá de ellos implica una responsabilidad extra, y muy especialmente considerando que es un tema de política internacional y de este tipo. Ahí Ud. por su posición en el entramado social como  líder de opinión (o al menos de núcleo de debates) en el escenario educativo peruano tiene un peso extra sobre sí . Pero aparte de ello, y no viendo sólo ya el medio o su posición, también podemos cuestionarlo en un punto aún más delicado.  Ud., en tanto ser humano con una formación académica, no debería perder de vista el sutil pero potencialmente gran peligro de su entrada al tema cuando critica la parcialidad de algunos medios, así que, en respuesta, presenta la contraparte… y punto. Eso no ayuda en nada a evitar la muy peligrosa polarización de opiniones; e incluso ayudaría a promoverla. El haberse quedado con el tipo de análisis con el que se quedó implica también una irresponsabilidad.  Era necesario dar un paso extra, el cual suele tener dos rutas: (a) buscar ser neutral y hacer un balance tan objetivo como sea posible de las posiciones encontradas. Pero entiendo que eso no le es posible debido a los fuertes vínculos que guarda con una de las partes. No obstante, queda otra opición: (b) ir más allá del mero enunciamiento de posiciones y empezar a trabajar, con la mayor honestidad posible, en el rebatimiento de las posiciones contrarias (sin caer en erística obviamente)  y así intentar llegar a los puntos comunes que permitan una salida del tema; salida que implica un clamor de justicia para lo cual se necesitan recuentos históricos, debates y diálogo.

Si se quiere un ejemplo véase aquí cómo Farid Kahatt ha entrado al tema. Él ha escrito también desde una posición comprometida con una de las partes, pero él  sí ha asumido la responsabilidad de dar aquel paso extra. En su texto (y también en su debate -a mi parecer ganado- con Roberto Heimovits) podemos ver algo que en los artículos que Ud. ha escrito brilla por su ausencia: por un lado, ir más allá de decir que en ambos lados hay sufrimiento o zozobra, y comparar  los niveles de estabilidad, vulnerabilidad y motivos de la gran diferencia de número de víctimas; y por otro lado, a presentación de datos  de organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, ACNUR, La Haya, etc. Y todo eso sin dejar de reconocer que tanto Hamas como el Estado Israelí pueden y deben ser juzgados por sus ataques a civiles. Y es que este es un juego de cuatro actores principales: los pueblos judío y palestino y los gobiernos de Israel y de Hamas en Gaza (aunque este último no sea reconocido como tal sino como organización terrorista por algunos otros actores).  De ahí que cobre suma importancia el punto esgrimido por Kahatt al decir que Amnistía Internacional indica que hay pruebas sobre el uso por parte del ejército israelí de civiles palestinos como escudos humanos. Ud. tiene derecho a no creerle a esta organización, pero tendrá que sustentarlo.  Asimismo, el tema del uso de bombas de fósforo blanco tira por los suelos la postura de que los ataques del gobierno israelí son “quirúrgicos” –calificativo común en las declaraciones sobre sus intenciones de “ataques preventivos” y del que Ud. también hace uso–.  Además, incluso si le hacemos caso a Ud. y asumimos que los medios europeos han presentado la información de una manera sumamente parcializada, dicha parcialidad no borraría la evidencia acerca de cuán afectada ha sido la población civil y que esas incursiones de “quirúrgicas”, estimado León Trahtemberg, no tuvieron absolutamente o nada.

A los puntos señalados en aquel artículo, añadiría algunos otros que Ud. tal vez deliberadamente –espero que no– deja fuera:

  1. Es cierto que Hamas es responsable del recrudecimiento en las actitudes del pueblo palestino asentado en Gaza, pero también el gobierno israelí lo es; y no sólo por las incursiones armadas, sino por el constante e ilegal estado de ocupación (reconocido como tal y calificado de  ilegal por la ONU) que incluye el muro y los prisioneros sin condena. Decir que «lamentablemente tiene que ser así para poder protegernos» no es suficiente si está violando el derecho internacional (por otra parte, ¿no son razonamientos justamente de ese tipo los que propiciaron el abuso de poder de nuestras FFAA en su lucha contra Sendero Luminoso? — sólo lo menciono porque Ud. quiere hacer el paralelo con SL en algún punto… bueno, eso puede ser un gran autogol). Considerar también cómo ha subido el nivel de apoyo a Hamas desde su victoria en las elecciones hasta el momento actual .
  2. Se menciona en la entrevista radial una sospecha  de presencia de capitales árabes en los medios de comunicación. Esa acusación también debería contrastarse con la tambén sospecha de una presión de lobbies judíos tras el financiamiento al gobierno israelí. ¿Qué hace a una sospecha más legítima que a la otra?
  3. Sobre la legitimidad del gobierno de Hamas: El considerar a Hamas como un movimiento terrorista y desconocerlo como gobierno legítimo es una posición sostenida por  EEUU, la UE, Israel y Japón; pero muchos otros países y organismos no la comparten, e incluso, por su victoria electoral, algunos sí lo ven como un gobierno legítimo, uno que, justamente en tanto gobierno, es imputable y tendrá que responder por una serie de atrocidades. Así es también una parcialidad significativa asumir que es simplemente una organización terrorista y cerrar la posibilidad a que sea un gobierno imputable (incluso para acusarlos de un “terrorismo de Estado” si se quiere). Y yendo incluso muchos pasos más allá: ¿por qué no preguntarnos también por la legitimidad del gobierno y del Estado israelíes como tales? Esta es una posición minoritaria, pero también debe ser tomada en cuenta  especialmente si la vemos en judíos anti-sionistas (aquí, aquí y aquí), o, para no ponernos tan extremos, la de jóvenes que se niegan a prestar el servicio militar.  Es cierto que, pragmáticamente hablando, ya no hay marcha atrás y no podremos cuestionar la presencia del Estado israelí en este escenario, pero dichas posturas (¿marginalizadas?) podrían llegar a cobrar central importancia  al momento de hablar de la justificación para el futuro establecimiento de fronteras o de cómo –ahora que Palestina acaba de ser reconocida como Estado observador– Israel tendrá que responder por su negativa a irse de lo que ya no es solo “territorio ocupado” sino, ahora, “Estado ocupado”.
  4. Si bien se puede deducir que claramente Gaza recibe el armamento de países vecinos, especialmente Irán, la posición de Israel no es mejor ya que recibe financiamiento de EEUU, que asciende a cerca de 3 mil millones anuales, gran parte del cual es invertido en armamento. En ese sentido, comparar la facilidad de entrada  así como el tipo de armamento conseguido, hace que la balanza no sea favorable a la posición del gobierno israelí. ¿Es legítimo en un caso pero no en el otro porque Israel es un Estado y Hamas no? Si su razonamiento va por ahí, volvemos al tema de la legitimidad de Hamas que cuestionamos arriba.
  5. Una pregunta final que dejo a su conciencia –y espero que también a su pronunciamiento- es si el posible sesgo de las agencias noticiosas es anti-israelí o anti-sionista. ¿O es que tal vez para Ud. la diferencia entre ambas no tiene real cabida al menos para estas circunstancias?

Estimado León Trahtemberg, confío en que Ud. procesará de la mejor manera posible esta crítica sobre la que me parece es una –hasta ahora- irresponsabilidad de su parte. Espero también que, de tener el tiempo, pueda dar respuesta.

Sin otro particular me despido de Ud.

Omar Valencia G.

El problema del machismo en el humor: analisis de un caso particular

Acabo de ver una larga lista de reacciones en contra de la siguiente muestra de humor o “humor” (en la presencia o ausencia de comillas está justamente el debate en cuestión):

En la mayoría de comentarios se ha denunciado que se está haciendo una suerte de apología a la violencia contra la mujer y que eso no debería ser tomado como una muestra de humor de ninguna manera. Muchos piden denunciar la imagen y critican a quienes disfrutaron de ella.

Sin embargo, quisiera tomar distancia con respecto a esas voces de denuncia y llevar la interpretación de la imagen por otro lado: ¿No será que se está leyendo la imagen en el «sentido equivocado», además de con un ánimo de denuncia muy apresurado? Me explico con detenimiento en lo que sigue.

Para algunos ahí hay una apología o una normalización de la violencia contra la mujer. Bajo esta perspectiva esta imagen tendría bien como tema bien como  escenario a la violencia contra la mujer. Esta imagen estaría entonces en la larga lista de chistes machistas que suavizan con risas este serio problema.  Corríjanme si me equivoco, pero al leer la larga lista de comentarios parece que ese es el punto central del reclamo a la imagen (en este caso, un meme) y el rechazo ante ese tipo de humor. Sin embargo, revisemos esto un momento con más detalle.

Para algunos denunciantes es una apología a la violencia, para otros, no tan apresurados como los primeros, una normalización. Veamos a cada uno:

(1) Yo sinceramente no creo que el meme intente hacer una apología [1] a la violencia. Este tipo de interpretación parte leyendo el meme desde la imagen HACIA el mensaje (a esto me refería al inicio al hablar de «sentido equivocado»). Pero, ¿qué pasa si lo leemos en sentido inverso? (desde el mensaje hacia la imagen, es decir, desde el apoyo a la selección hacia el golpe).  Para que fuese una apología tendría que tener el abuso como centro del mensaje, y ese, me parece, no es el caso. La violencia aparecería como contexto, excusa, apoyo o escenario para intentar generar el humor. Eso nos lleva al segundo punto.

(2) Más apropiado sería entonces hablar no de apología propiamente, sino de una suerte de “apología indirecta, oculta, soterrada” que consistiría en echar mano de la violencia como excusa, contexto, apoyo o escenario. Se denunciará, entonces, que la estructura mantiene vivo un problema serio al hacerlo pasar, mediante el humor, como algo normal. De ahí que hablemos de “normalización” para este segundo punto que me parece más preciso. En este caso, sería una normalización acompañada de una dinámica de encubrimiento .

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Breve excurso

Ahora bien, es cierto que hay una larga lista de chistes machistas que van en ese sentido (y no sólo machistas, sino también de chistes negros  y de otros tipos).  Y esa larga lista siempre tendrá el problema de enfrentar a dos grupos que llamaré “a” y “b”. En este caso tendríamos la lucha constante entre (a) aquellos que se toman el problema sumamente en serio y buscan resaltar aquello que es normalizado, convertirlo en tema de discusión y revelar que hay estructuras de fondo que son injustas, insostenible o inlcuso aborrecibles
y (b) aquellos otros que les dicen “oye, es un chiste, no es para tomárselo tan en serio”. Muchísimas veces los A verán a los B como gente que se toma un problema serio muy a la ligera, como personas que no les interesa el tema y, muchas veces,  como defensores del problema a denunciar (para el caso actual, como machistas declarados o no declarados).  Sin embargo, muchos B (aquello que para este caso por ejemplo, no se consideran machistas)  consideran esa crítica por parte de A como desmedida, en el sentido de que ellos podrían decir “no, yo realmente no soy machista, y obvio que me importaría si tal cosa le pasara a alguna mujer que quiero como mi madre, hermana o hija; pero aún así me parece que ya los de A exageran, es humor! Está bien denunciar el machismo, pero tampoco quieran llevarlo a todos los campos!” [creo que todos tenemos algún amigo por ahí que se sabe muchos chistes machistas y le gusta contarlos, pero que a la vez no tienen ningún problema en hacer labores que un machista común no haría, como ciertas labores domésticas]. Y los de A contraatacan y señalan que justamente el humor es un mecanismo para suavizar o atenuar diferencias importantes y decirles que “si verdaderamente dices que no eres machista, pues entonces date cuenta de lo importante que es denunciar este tipo de normalizaciones y deja de hacer chistes de ese tipo que con eso alientas a quienes sí son machistas? Cómo? Pues re-alimentando constantemente  las estructuras de dominación y abuso a través de las pequeñas historias y razonamientos que hay en tus chistes”. Y los B podrían replicar “yo denuncio al machismo cuando hablo en serio, pero un chiste no es hablar en serio, y puede que haya dichas estructuras que dices, pero tampoco quiero llegar a un punto en el que el humor tenga que ser siempre hiper-políticamente correcto”.  Y la discusión puede seguir y seguir…

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Sin embargo, aún a pesar de eso, TAMPOCO ME PARECE QUE ESE SEA EL CASO AQUÍ.

En este meme en particular el tema central es el de alentar a la selección. Tomando en cuenta, además, el contexto de bajas en el pobre futbol nacional, las voces optimistas dirían “no importa que tan mal esté, hay que alentar de todos modos”. Ese es el mensaje central del meme y creo que eso no está en cuestión; lo que está en cuestión son los recursos a los que se ha recurrido para enfatizar eso, es decir, al golpe y a la normalización de la que hablamos.

Creo que si bien es cierto es importante denunciar la violencia contra la mujer, es necesario también tener un ojo más agudo para juzgar en qué casos realmente se está haciendo una apología, una normalización o si, más bien, se lo está usando como un “caso límite de transgresión hipotética” (no encuentro un vocablo adecuado para la idea que busco defender, así que he elegido est frase la cual espero quede explicada en lo que sigue).

La idea central es la siguiente: en este meme y en algunos otros parecidos (no generalizar a los chistes machistas en general) la estrategia es usar el episodio de violencia como límite, y justamente para remarcar el valor del mensaje central que se busca transmitir MEDIANTE UNA EXAGERACIÓN que consiste en la TRANSGRESIÓN HIPOTÉTICA DE DICHO LÍMITE.

Me extenderé un poco para aclarar este punto. Y empezaré con un paralelo que, espero, me ayuda a mostrar con mayor claridad por qué la lectura de quienes ven aquí humor machista me parece errónea.

Veamos este otro meme que es uno entre muchos otros parecidos que están en la web:

Como podemos ver es un caso muy similar, pero, en lugar de alentar a un equipo, hay una repulsión contra un cantante y, en lugar del violencia contra la mujer, se trata de un infanticidio.

¿Se podría decir que se está haciendo una apología al infanticidio? No. ¿Se diría tal vez que se está tomando a la ligera ese problema (especialmente en un mundo tan violento como el contemporáneo)? No lo creo; y eso pese a que, si nos tomamos las críticas en serio como dicen algunos de los que piden denunciar la imagen inicial, hay cifras alarmantes de violencia infantil internacionalmente y también se trata de un problema estructural.

No es necesario ser adivino aquí para tener la impresión de que muchos de quienes denuncian la imagen del golpe a la mujer comentarían sobre este segundo meme que simplemente es de mal gusto o que no les parece muy graciosa, o incluso también habría varios que incluso se reirían. En todo caso, podemos especular  que no causaría el mismo revuelo que el anterior meme.

En este segundo meme se nota mucho más claro que el punto central del humor en este tipo de chiste (no generalizar a los chistes machistas en general o de muerte en general): usar el episodio de violencia como límite hipotético-exagerado (pues por mucho odio que haya contra el cantante aquel, no se llegaría el punto de matar a alguien por ser su fan).

Algunos dirían que el paralelo no es tan válido, puesto que nadie lanza a un niño por ese motivo, pero el maltrato a las mujeres no es una exageración sino una realidad. Pero, momento… lo que se exagera aquí no es el maltrato a la mujer a secas, lo exagerado es que alguien golpee a quien parece ser su novia, que es bonita y cariñosa según lo sugerido por la imagen. Entonces,  el parelelo de exageraciones debe hacerse entre lo exagerado que resulta matar a un niño por ser fan del cantante, y golpear a una mujer por no ser pesimista. Ambas son exageraciones (salvo que en el segundo es más notorio que en el primer meme) que no buscan hacer apología ni normalización del episodio de violencia, sino que se usa la imagen exagerada para resaltar el punto central del mensaje.

La idea del segundo meme sería: “ es importante impedir que la música de ese cantante no sea escuchada… y para resaltarlo exagerando: es tan importante que estaría por encima de matar a un niño (y ser condenado a la silla eléctrica)”.

La idea del primer meme sería: “alentar a la selección es importante… y para resaltarlo exagerando: es tan importante alentar que estaría por encima de cometer una falta de respeto contra una novia cariñosa y bonita”.

Para ver otro paralelo pensemos en la frase muy parecida a frases del tipo “yo doy mi vida por mi equipo”, en donde realmente nadie (o muy pocos) de entre quienes gritan esa frase son los que realmente han dado la vida por su equipo. Lo que se hace, nuevamente, es jugar con la exageración: “mi equipo vale tanto que, exagerando, vale más que mi vida”[2].

Ahora bien, es cierto que un machista futbolero probablemente se reirá de ambos memes, pero, ¿se ríe por poner en práctica sus creencias machistas para este meme en particular? ¿O el motivo de risa es más futbolero (para el primer caso) que machista en este meme? No porque un machista pudiese reirse diríamos que es un chiste machista. Tenemos que prestar atención a la estructura usada en estos casos para así diferenciarla de muchos chistes machistas que sí hacen mofa directamente de la situación de la mujer y que caerían en el debate presentado en el excurso.

La estructura que subyace a este tipo de humor es más o menos la misma: se hace algo alfa que no debería hacerse nunca o sólo bajo circunstancias muy excepcionales (es decir, es un acto dificil de justificar), pero también hay algo beta que es puesto como más importante incluso que aquello super-importante alfa; con ello se consigue dar un exagerado énfasis a dicho beta por la comparación con la ejecución excepcional de alfa.  El núcleo del humor en estos casos, es el realce exagerado surgido por la comparación con una hipotética transgresión pero que no busca en ninguno de los casos hacer una defensa de aquello transgredido (ni de entregar la vida por un equipo, ni del infanticidio, ni de la violencia contra la mujer)[3].

Cierre

Seguramente muchos dirán que la explicación es muy larga o incluso que ha sido un argumento muy rebuscado sólo para querer señalar que la estructura del meme no es machista, cuando una lectura más simple y directa consiste en mostrar que sí lo es. Pero también es cierto, muchas veces, que esas dos características (ser simple y directo) pueden caer en simplificaciones. Y eso es justamente lo que estoy buscando mostrar aquí: que la búsqueda de crítica de este tipo de humor ha llevado a meter a este meme en el mismo saco de varios otros que se parecen y a todos se les colocó el rótulo de “basura machista”.

Más allá de que este sea un caso muy particular en mi intento de reinterpretación del meme, es importante tener esto en cuenta para muchos otros casos: el asunto que he querido mostrar, teniendo como ocasión este pequeño meme es que muchas veces hay una tosquedad en el tratamiento de los casos por parte de los defensores de un principio que es loable (como muchas causas feministas), pero a quienes, al mismo tiempo, justamente llevados por sus ansias de defensa y por tener la mirada demasiado puesta en un principio, se les podría estar pasando la mano al etiquetar apresuradamente muchos casos de la misma manera, con errores graves para casos que no sean tan simples como un meme, sino con estructuras familiares,  de pareja, o, más ampliamente, cuando tienen que tomar postura frente a prácticas tradicionales.

No todos los casos son iguales y los ánimos de denuncia deberían ser contenidos hasta preguntarse adecuadamente por la particularidad de cada caso. Después de todo, ¿no es, desde otro ángulo, la defensa de la particularidad de cada caso lo que quieren defender aquellas voces críticas contra cualquier brote de machismo u otro tipo de discriminación en general?


[1] Tomada en su sentido usual de “discurso de palabra o por escrito, en defensa o alabanza de alguien o algo”.

[2] Otra pregunta que me viene a la mente y para la cual no tengo respuesta surge también de esta comparación entre ambos memes. ¿Por qué parece haber mucha más gente con la sensibilidad activada y que está presta a denunciar el uso del maltrato de la mujer como tema para el humor que en el caso del infanticidio? ¿Por que hay más chistes machistas que chistes negros sobre muerte de niños? ¿Porque el proceso de normalización suele ser efectivo para el caso de los chistes machistas y sólo en menor grado en el caso de los chistes de humor negro? ¿Tendrá también algo que ver con que es una lucha que ha logrado articularse más bajo un principio a defender (es decir, el caso del no maltrato a la mujer como pieza clave de la lucha por una cultura de igualdad y libertad más aún que el caso del maltrato infantil)? Este es otro tema interesante que escapa de los límites de este comment.

[3] Podríamos también preguntar ¿se trata entonces de una sátira? A esto se suma otra cosa: un “A” podría usar un episodio violento satíricamente justamente para seguir denunciando aquello contra lo que protesta. Pero esto no es sátira, es otra estrategia, una de límites y exageración como ya se dijo. En la sátira también hay exageración, pero el objetivo es justamente hacerlo tan exagerado que sus defectos salgan a la luz y así pues defender más bien que la postura correcta es la contraria. En este caso, además, aquello a exagerar está en primer plano, mientras que el mensaje se deja en un segundo plano, puesto que quien ve la sátira debe poder deducir cuál es el verdadero mensaje.

En este caso, más bien, lo que se hace es enfatizar lo que aparece en “segundo plano” (el golpe a la mujer, el lanzar el niño al tren) para señalar que lo que está en “primer plano” (el aliento a la selección, el rechazo al cantante) tiene una gran importancia al colocarse hipotéticamente por encima de aquél otro elemento que se ha enfatizado.

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Cuadro completo (un balance de los candidatos)

4 junio 2011 1 comentario

Luego de haber hecho circular la versión preliminar entre algunos conocidos para completar los argumentos, cuelgo la versión final del cuadro. Espero sea de utilidad para ustedes y lo difundan si lo consideran pertinente.

Bájese en el sgte. link:  Cuadro de comparación de Keiko y Ollanta

Gracias

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Cuadro comparativo de las dos candidaturas

Intenté colgar esto en google docs pero presentó problemas. Lo cuelgo por este medio entonces.

Me he pasado los últimos días armando este cuadrito sobre las elecciones. Por una cuestión de tiempo les pido su ayuda para completarlo, pues a mí sólo me demanda demasiado tiempo. Les pediría, entonces, que baje el documento, lo revisen y me envíen sus aportes.

Pueden ser nuevos temas, nuevos links de fuentes confiables, modificaciones que debería hacer, etc. Sería xvr si lo hacen con la opción de comentarios (globitos) o con el control de cambios activo para darme cuenta rápidamente.

Si conocen a alguien que pudiese aportar con información valiosa para una de las dos columnas, siéntanse libres de enviarlo y luego me reenvían el docomento con lo que aquellas personas han modificado.
La idea es tener algo listo (hasta donde sea posible) para mañana para el medio día (aprox.) y así tener tiempo para difundirlo viernes y sábado si es que uds. consideran valiosa esta iniciativa. Por eso, lo ideal sería que los feedbacks lleguen hoy por la noche.

Dejo el cuadro colgado como documento Word en el siguiente link:

Cuadro de comparación (central)

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Sobre la difusión de la noticia de las medidas de fuerza policiales contra el grupo de homosexuales manifestantes en la Plaza Mayor

14 febrero 2011 6 comentarios

Acabo a ver a muchos amigos colocando links y quejándose contra lo sucedido hace unas horas en la Plaza Mayor cuando efectivos policiales se dispusieron a expulsar a un grupo de homosexuales que estaban en una manifestación, la cual, según reportan algunos medios virtuales, consistía inicialmente en un grupo de parejas besándose en dicha plaza.

Hago la advertencia inicial de que mi fuente base para lo que diré es lo que he encontrado en la web, por ello debo advertir que todo lo dicho aquí dejará sentir justamente eso al dejar muchas líneas en preguntas o condicionales.

Casi todas las noticias (redactadas o breves reportajes virtuales) son bastante parecidas: policías golpean a grupo de manifestantes homosexuales. Hubo uso excesivo de violencia contra un grupo que sólo quería hacer uso de su voz para manifestar su deseo de ser reconocidos como cualquier ciudadano sin sufrir de un trato discriminatorio a causa de su opción sexual. El problema que quiero abordar ahora, sin embargo, es que me parece que se está achatando el problema en su presentación en los medios de tal modo que los manifestantes aparecen como los “pobrecitos que merecen ser reconocidos”, mientras que los policías aparecen como “los violentos injustificados cuyos valores no encajan realmente en la cultura democrática”.  No quiero decir con esto que quiero invertir el panorama para pretender justificar un acto violento. No. Lo que me importa en este momento es denunciar el tipo de presentación que se hace del tema en diversos blogs y portales web que caen en cierto maniqueísmo con respecto a los personajes de sus relatos noticiosos con respecto a este tema.

Tal vez el punto central a resalta ahora es el siguiente: hasta donde sé, está prohibido hacer manifestaciones, sea cual sea su índole, en la Plaza Mayor por ser considerada zona rígida[1]. Lo mismo le pasó al grupo del «monumento a la corrupción» hace poco. Es más, parece que esto se extiende tanto hasta el punto en que está prohibido incluso que una persona marche sola con una pancarta por esta área[2]. No digo que sea un punto justificatorio de la reacción policial, pero sí me parece al menos bastante sospechoso que ninguna de las notas publicadas que he consultado sobre este tema pase por ese punto, que es realmente central. A lo sumo son las personas que hacen comentarios a las notas quienes recuerdan este aspecto importantísimo[3]. Parece que los medios difusores lo quieren hacer pasar simple y llanamente como un acto reaccionario de instituciones conservadoras como las armadas y católicas. No sé si sea adecuado usar «manipulación de información» para lo que hacen estos medios, pero sí me parece una mirada parcial a los eventos.

 

 

Ahora bien, hay un punto importante a investigar aquí[4], pues no he encontrado una narración completa de los hechos (menos aún un registro de ellos) y se trata de la estrategia inicial de los policías. ¿Se les pidió –amable pero enérgicametne– que se retiren en primera instancia? Si no fue así, hay fuerte motivo para justificar cabalmente a los homosexuales manifestantes. Sin embargo, díganme por favor si no es también perfectamente imaginable (al menos imaginable) la siguiente situación: los policías piden a los manifestantes que se retiren del área por tratarse de una zona restringida. He estado en protestas y manifestaciones de otro tipo y ese he sido siempre –en mi experiencia al menos- el primer paso tomado por los policías. Los problemas suelen venir luego. En todo caso, imaginemos que se les pide que se vayan del lugar inmediatamente. Un gran “¿por qué?” rebotaría desde el otro grupo, el cual sería respondido con un “está prohibido que estén acá, por favor retírense de una vez”. Ahora bien – y conste que sigo manejando esto meramente como una hipótesis, como algo a imaginarse- no sería factible que los manifestantes interpreten esto como  «está prohibido porque son homosexuales y atentas contra las buenas costumbres». Esta sospecha vendría reforzada por las entrevistas a quienes llegaron posteriormente a ser agredidos quienes resaltan el hecho de que los policías reaccionaron así “porque somos homosexuales” y no se menciona para nada el “porque estábamos en una zona prohibida”. Ahora bien, en este caso, y de no querer moverse pese a las advertencias policiales, estas estarían en la obligación de usar una medida de fuerza adecuada. Pero ¿cómo medir lo “adecuado” del uso de la fuerza? Esto nos deriva a preguntarnos ¿cuál es la medida de fuerza más leve que puede tomar un grupo de policías en este caso? ¿Hay alguna que sea menor a alinear a los efectivos para que, con escudos alineados, vayan empujando a los manifestantes (en ese momento ya trasgresores) fuera del área restringida?

 

En este momento podría replicarse “siempre está primero el diálogo y el uso de la razón”. Una respuesta bastante de cajón por cierto, pero como toda respuesta de cajón, siempre usada en paralelo a otra. Pero fuera de esto se presentan dos problemas: 1. ¿Es la misión de la policía en tanto que policía buscar el diálogo con un grupo de manifestantes? 2. Los manifestantes estaban ya en falta en ese momento, ya eran transgresores que no hicieron caso del status restringido de esa área. En este contexto particular, correspondía a la policía hacer algo para remediar la situación. Por cierto, imagino también que todo esto se hubiese evitado si de milagro alguien como nuestra actual alcaldesa hubiese estado en el municipio en ese momento y hubiese dicho, megáfono o micro en mano “yo comprendo su reclamo, pero sus protestas están prohibidas en este espacio en particular”. Con la imagen que Villarán tiene ganada probablemente hubiese logrado la dispersión del grupo (o su traslado a la Plaza San Martín por ejemplo).

 

Otro punto más que estamos olvidando: ¿no es acaso un acto violento en cierto modo  (en el sentido de “altamente provocativo”) el hacer algo así frente a la catedral? No digo esto para justificar el acto policial como un “fuego contra fuego”; únicamente me importa indicar que sí hay un acto sumo de provocación que nos desvía a uno de los puntos más delicados del espíritu democrático: qué hacer con el intolerante. No es necesario citar fuentes para saber que se coloca a la Iglesia como una de las (o LA) institución más reaccionaria en cuestiones de libertad sexual, se los tilda constantemente de homofóbicos, represivos e intolerantes. Es este último punto el que me interesa. ¿Qué hacer con el intolerante? ¿Está justificado realizar un acto a sus ojos repudiable frente a su “casa madre”? ¿Cómo procede dicha justificación? Y, para volver a lo dicho, ¿no es un acto en cierta forma violento, o, para no entrar a problemas semánticos en el uso de adjetivos, trasgresor? ¿No hay acaso algo de cinismo también en la respuesta “pero estoy en la vía pública” cuando se ha escogido esa porción particular de la vía pública?

No puedo ofrecer una respuesta a estos temas; sin embargo, sí me parece importante resaltar algo central: los manifestantes, por más minoría, por más discriminados en el pasado y presente, son también transgresores, son también altamente provocadores, y realizan acciones cuyos principios guía difícilmente aceptarían colocar en un reglamento oficial de ciudadanía. Es decir, imaginemos a uno que dijera “sí pues, yo elegí venir a besar a mi pareja aquí porque aquí es la casa del intolerante ese de Cipriani. Quiero mostrarle que soy tan digno o más que Ud. Restregárselo en la cara si es posible. ¡Es que es un maldito intolerante el hijo de puta ese!”. Habría un gran componente vengativo, revanchista en la acción, pero este no puede manejarse en lo oficial. Serían comentarios para hacer en otros espacios, más privados, más a voz baja. Son motivaciones, pero nunca serán reconocidas como tales en los medios. Ahora bien, no estoy apelando a la eliminación de ese potencial agresivo y trasgresor por parte de los manifestantes. Todo esto es parte del juego de las manifestaciones. Donde quiero centrarme es más bien es en dos puntos: primero, evitar creer que todo acto violento es de por sí negativo; segundo, que quisiera que se evite pintar a los manifestantes como los “pobrecitos” que no hacen daño a nadie, lo cual lleva justamente a una edición de imágenes para ser difundidas. ¿Sería tan trágico para ellos mostrar, en caso de que los hubiera, sus negativas a moverse del lugar pese a que está prohibido? ¿Por qué no mostrar y enfatizar justamente ese lado agresivo de la manifestación? ¿Por qué creer que les haría “perder puntos” en el momento de la difusión? Parece que estamos demasiado acostumbrados a mostrar las cosas como “de blanco y negro” para conseguir la convocatoria a una causa.

Dejo esta pregunta abierta porque me deriva a una pregunta que me parece harto interesante, pero que sería imposible desarrollar ahora: Parece que es justamente debido a esa diferencia de espacios y discursos público y privado lo que hace que los medios de difusión de las noticias estén forzados a realizar esa presentación simplificada y parcializada de muchos hechos. Es decir, ¿hasta qué punto es la división público/privado la causante misma del maniqueísmo propio de muchísimos periodistas?

 

Ahora bien, para no dejar este post meramente como un cuestionamiento y dar una parte propositiva al asunto quisiera agregar un comentario final. En verdad me gustaría ver que la misma policía emplee cámaras para registrar toda su intervención. Esto ayudaría a: 1. Tener “la otra versión de los hechos”, especialmente porque sí he podido ser testigo de cómo muchas veces los manifestantes mismos agreden a policías de diversas formas, sin embargo, lo único que se captura en video es la reacción del policía. 2. Se podría dar un contrapunto de registros para la difusión en los medios de comunicación. 3. Los policías estarían forzados a seguir un procedimiento en que el uso de la fuerza se use sin que se sobrepase lo necesario. Esto cobra especial importancia en los casos en que los manifestantes no responden adecuadamente y es necesario elevar el nivel de uso de la fuerza necesaria. Parece ser necesario eso, pero se trata de subirlo siempre únicamente de manera en que corresponda a la capacidad del tumulto. Por ejemplo: si la primera acción es pedirles que se vayan y esto está justificado por ley pero los manifestantes se niegan a moverse (ya sea por ignorancia de alguna regla o por querer perseverar en su causa) entonces estaría justificada una acción como formar una columna para empujar a los manifestantes, pero no el empezar a empujarlos por las gradas (como hizo uno de los policías en un segmento que sí está grabado). 4. Y muy ligado a lo anterior, se tendría registro oficial de quiénes podrían ser los efectivos que abusan de la fuerza y no quede duda alguna de que lo hizo injustificadamente. Esto es de especial importancia para situaciones tan tensas como esta en que un empujón extra o el uso del “palito de abollar ideologías” como lo llamaba Mafalda.

 


[1] He estado buscando la ordenanza municipal que lo enuncia, pero no he tenido suerte. Si alguien lo hace o muestra que no es así y ha sido una mala asunción de mi parte, por favor hágamelo saber.

[2] Por cierto ¿qué rayos es considerado una manifestación? Es decir, ¿tanto una marcha de la CGTP con arengas y demás como un grupo de parejas homosexuales besándose en la plaza mayor es manifestación?

[3] Revisando foros hay quienes, pese a su adhesión a la causa de los homosexuales, reconocen que las fuerzas del orden tenían que hacer algo dado que efectivamente está prohibido hacer manifestaciones por ordenanza municipal. Sin embargo, en algunos casos se dice que es inconstitucional. Quien sea abogado y conozca de estos temas será bienvenido para aclarar este punto.

[4] Otros dos puntos menores a investigar son los siguientes:

  1. Se dice que la policía olía alcohol. No es un tema central para lo debatido si lo miramos bien, pero es cierto que tiene un relevancia particular para la construcción de la imagen de las fuerzas armadas (aunque es imposible conseguir un registro de esto).
  2. También se dice que muchos policías invirtieron sus etiquetas con los nombres para no ser reconocidos. Sin embargo, al menos en los videos, esto no se muestra.

Respuesta a Martín Valdez sobre el problema de la generalidad de las máximas en Kant

9 octubre 2010 7 comentarios

[El presente post es una respuesta a otro en el blog de mi amigo Martín Valdez, un neo-neo-neo-kantiano 😛  (de hecho que no le gustará la chapa) sobre el problema de la generalidad de las máximas en la moral kantiana. Disculparán que no haga referencia específica a pasajes, pero si a alguien le resulta muy importante podría meterme la chamba de dar con la referencia exacta y no trabajar únicamente con mis resúmenes y esquemas]

Estimado Martín:

Sí tengo algunas cosas que comentar al post   [Cuán xvr es Kant que siempre se presta a harta polémica :)].
Mis puntos de discrepancia:
1. No creo que al hablar de «máximas» Kant se refiera únicamente a las más generales, sino a todas.
2. Hay que considerar en qué lugar entra a tallar el Juicio para saber que es un problema referido a las máximas de moralidad, no a todas las máximas.

[Advertencia de glosario (por si algún tercero llega a leer esto: GMS=Fundamentación de la metafísica de las costumbres, MS= Metafísica de las costumbres, ZEF= La paz perpetua]

Me parece bastante problemático querer hacer la acotación que sugieres siguiendo a Kuehn, de no tomar las máximas más particulares, pues Kant se referiría a las más generales, que serían las que en última instancia son compartidas. Tiene sentido claro, especialmente si se quiere rescatar lo intersubjetivo. Nunca se transmiten máximas demasiado particualres (como el ejemplo de hiper-particularidad que colocas). Empero, esto nos sigue dejando con el problema de señalar hasta qué grado de particularidad debemos aceptar a algo como máxima. Es decir, se introduce un problema de grado. Puede resolverse este problema diciendo que no es que haya un nivel fijo, sino que depende justamente de cómo nuestras culturas/padres/tradiciones nos la hayan transmitido (un criterio basatnte pragmático por cierto, que llevaría a no comprometernos con una «valla fija» de universalidad). Sin embargo, incluso si tomamos esta desviación siguen surgiendo problemas y es, me parece, JUSTAMENTE por el criterio usado. Es decir, las máximas, al ser transmitidas contextualmente, tienen por sí mismas distintos niveles de particularidad/universalidad. Ej.: «no se pega a nadie», «no se pega a la gente», «no se pega a las mujeres», «no se pega a las niñas», «no se le pega a tus hermanitas». Tal vez la persona logre pasar de «hermanitas» a «niñas» e incluso a «mujeres»… en todo caso, estos desplazamientos parecen depender del contexto en que la máxima fue transmitida. La educación no es siempre de máximas como en el catecismo o la biblia en que hay máximas ya bien pensadas, digeridas y formuladas. En todo caso, todo esto sólo me servía para mostrar que asumir el criterio de «máxima vale sólo para los más generales» es harto problemático y no logra desembarazarse del todo del problema de la «valla de gradación».
Creo que hay que Kant confía en que cada acción tiene una màxima (=principio de la voluntad, y como esta condiciona la acciòn, también de la acción). Y que esta puede ser muy particular muchas veces. Las màximas que siguen la forma de los imperativos hipotéticos, por ejemplo, son sumamente particulares. Màs aùn si se trata de los problemáticos (cuyo fin perseguido está completamente abierto, no como en los asertòricos en que está ya determinado: la felicidad). Las acciones cuyas máximas siguen la forma del imp. hip. problemático son altísimamente particulares (Ej: «si quieres machacar ajo, usa el batán»).
El problema surge, como acota Kant, en los de imp. categóricos, pues estos son sintéticos, mientras que los hipotéticos son analíticos. Los hipotéticos son analíticos pues, al tener su fin recogido directamente de la experiencia, ya tienen su fin en sì mismos. Esto no sucede con los categóticos, que para determinar la acción deben recurrir a algo fuera de ellos.
Es justamente ahí donde entra el problema del Juicio, para los imp. categóricos y por su propia constitución. No creo que sea porque son altamente generales y no particulares como sostenìas, sino porque, sin importar el grado de universalidad que tengan, ellos mismos no dicen nada por sí mismos sobre cómo conectarse con la experiencias, es decir, con la acción, que es lo que finalmente deben determinar.
[Por cierto, el pasaje que refieres de la MS, habla más bien en contra del trabajo del Juicio: «compete especialmente a la ética, como metodología de la razòn práctico-moral, no tanto ejercitar el Juicio como la razón»(MS: 411). Tal vez sea otro de los pasajes sobre el Juicio el que querías indicar, no lo sé]

Sin embargo, queda un cabo suelto: por qué, entonces, Kant coloca únicamente en la MS principios que son harto generales y no más particulares. Posible solución: me parece que pasa por el formalismo kantiano. No en el sentido de que no habla de valores sino únicamente de procedimientos, sino en el sentido de que no busca delinear un modo de vida, un ethos particular que todos hayamos de seguir, sino normas de convivencia para regular distintas formas de vida, sin que aquellas mismas lleguen a constituir un modo de vida (si hiciera esto sería un tema de felicidad, que es por definición para él a posteriori). Entendido así su formalismo tendríamos que sería contraproducente pretnder dar máximas que todas las formas de vida deberían adoptar en cuanto CONTENIDOS, pues estos contenidos tienen que ver con sus particularidades, no con la moralidad, siempre universal.
En este sentido, me parece que los principios generales enunciados en la MS no son máximas que debamos adoptar como parte del «ethos», no son máximas generalísimas, sino que se trata de condiciones de posibilidad para que estemos en aptitud para someter nuestras máximas (más particulares a veces, más generales otras veces) a crítica. No se abandona el plano de lo formal. En todo caso, se trataría de una formalización de la moral y de la política (como se aprecia en ZEF, donde se habla de condiciones de posibilidad de relaciones internacionales entre Estados).
En este sentido, me parece, ni siquiera con la apelación a la MS puede dejar de decirse que Kant deja de tener un cuño procedimental (aunque esto ya es un tema tangencial que no entra de lleno a tratar aquí).
Espero haber ayudado.

Un abrazo.

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Árbitros, cámaras y los chips en el mundial

Dado que hay ambiente mundialista quiero hablar brevemente de un punto que siempre me irritó. Como algunos saben hace un tiempo yo jugaba rugby y, dentro de las varias comparaciones que se puede hacer con el fútbol, hay una que me siempre me llamaba la atención: la constante negativa de la FIFA a implementar un sistema en el que el árbitro pueda recurrir a lo registrado en cámaras para determinar, por ejemplo, la validez de un gol o un offside. Y es que en Rugby eso es parte del juego, y se lo toma como una medida de justicia y de seguridad también para los jugadores. La gran pregunta era ¿por qué no en el fútbol?

(1) Lo primero que tendría que decir es que se debe dejar de lado todo argumento del tipo “imagínate la cantidad de pausas que habría; el juego se haría lentísimo”. Algo que sostiene en conferencia de prensa (es decir, lo dicho ante cámaras, lo que se puede decir) el propio Joseph Blatter: «El fútbol es un juego dinámico que no puede ser detenido a fin de revisar cada decisión. Si se tuviera que detenerlo para tomar una decisión, esto interrumpiría el ritmo del partido», explicó días después de la última reunión de la IFAB en la que se rechazó la implementación del sistema de cámaras y también el del chip en la pelota.  Habría que dejarlo de lado, en primer lugar, porque esto no es cierto en otros deportes, es más, los espectadores se quedan viendo las repeticiones tal como los fanáticos del futbol se quedan viendo las repeticiones en el noticiero deportivo de la noche o del fin de semana. Segundo, porque las jugadas realmente polémicas son pocas por partido (no deben pasar en promedio de tres o cuatro por juego), es más, se puede poner un máximo de veces en que el árbitro puede consultar (digamos dos). Por último, el cuarto hombre podría tener una pantalla con 3 segundos de retraso y aprovechar el sistema de audio cerrado que ya tienen para comunicarse con el árbitro y así no parar el juego.

Además, ¿no demora más el juego el que los 22 jugadores se amontonan alrededor del árbitro para reclamarle la jugada polémica? “Sí, pero eso es parte del encanto” se respondería.

(2) Eso último nos lleva a un segundo argumento común: “se perdería la gracia/esencia del fútbol”, los que se enfrentan obviamente al contraargumento “¿cómo vas a decir que esa es la esencia del fútbol?, ¿te parecería tal gracia si se lo aplican a tu equipo?” etc. etc. En otras palabras, no es aquél de por sí un argumento, pues es justamente lo que está en juego: si es realmente algo central o solamente circunstancial o periférico al fútbol.

(3) Un tercer argumento es el de la autoridad del árbitro. Joao Havelange, ex presidente de la FIFA dijo hace no mucho «Quien manda en el partido es el árbitro, no una cámara». A lo que se podría responder sencillamente que ese no es el punto, la decisión y mando siempre estarán en el árbitro; una vez más, otros deportes lo prueban.

(4) Sacando un balance de los tres puntos anteriores surge también el argumento de la conspiración, de “la mano negra”; es decir, aquel que señala que la FIFA no quiere implementar aquél sistema porque así los partidos no podrían arreglarse para privilegiar a algunos, especialmente a los equipos grandes. Y es que claro, suena muy sospechoso que la FIFA misma diga que implementar ese sistema implicaría quitarle “lo bonito” al juego, pues la polémica es algo propio del deporte, especialmente del fútbol. ¿Hay una mafia detrás del fútbol? Cabe sospechar esto, especialmente por el gran poder que la FIFA concentra (piénsese en las terribles consecuencias que trae para un país el que sus equipos sean dejados fuera de las competencias internacionales, como en el caso de la FPF y Burga de hace unos meses). De tiempo en tiempo salen estos argumentos y con la celeridad con la que llegan también se van. Y es que (4b) haya o no haya una mafia detrás y se levanten teorías al respecto, muchos fanáticos del fútbol viven tranquilamente con eso, incluso cuando esto perjudica a su equipo. Es decir, reniegan, se quejan, discuten, etc., pero se asume como una parte del juego, volviendo así al argumento del “encanto” que se coloca por encima de los criterios de justicia.

Por eso me parece que, aparte de la teoría de la “mano negra” (la cual, como digo, podría bien tener un peso amplio), considerar otra interpretación que escuché hace poco y que es tan obvio que normalmente es dejada de lado justamente en pro de teorías que impliquen algo oculto: aceptemos que nos gusta más especular con la hipótesis de un misterio oculto que señalar algo crudamente evidente, aquello nos entretiene mucho más.

La interpretación que escuché hace poco señala simplemente que impedir la implementación de aquellos nuevos sistemas es algo central al fútbol porque así se quitaría a los hinchas muchas de las discusiones de la semana, de la oficina, de los almuerzos, de los café. Yo ampliaría esto señalando que se le restaría, entonces, algo a la “cultura de fútbol” que es más bien lo que la FIFA está interesadísima en promover; conseguir hinchas, fanáticos, adeptos… conseguir que se comente, que esté en boca de todos. Justamente la polémica, el “si no metían ese gol mi equipo hubiese ganado” seguido del “nada que ver, aún así perdían”. Es central que la gente juegue con los “si hubiera… entonces” que cree posibilidades, que maquinen posibilidades y estrategias.

Si lo vemos de este modo, se explican el argumento del “encanto” que usualmente se esgrime sin mayor sustento. A la vez, se entendería el tercero, ya que es necesario que la gente tenga esos sentimientos de posible odio contra el árbitro. También se entiende el cuarto, no porque niegue que haya arreglos ocultos para favorecer a algunos, sino porque el aspecto señalado en 4b, implicaría que incluso las hipótesis de la “mano negra” alimentan la consolidación de la “cultura fútbol” (este mismo post de alguna forma lo alimenta). Lo que importa es que se hable de eso, lo que se hable es secundario. Que se raje de los árbitros, de los dirigentes de los equipos, de los dirigentes de la FIFA incluso: todo eso vale. Y este es un principio que vale tanto para la FIFA como para Susy Díaz: no le importa qué digan de ella, lo que le importa es salir en TV, pero el truco no es tanto llegar a la televisión, sino mantenerse en ella. En este sentido hay algo común entre el fútbol y la farándula peruana: ambos harán lo que fuera por salir y salir y llamar más y más la atención: sus economías, sus vidas depende de ello; claro que en el caso de la FIFA es más estable y no tan explícito. En realidad, esa es la meta de la mayoría de las emisiones. Alguna vez escuché que tener éxito para una serie televisiva es que la gente haga una pausita en la oficina para hablar de ella. Algo que ha sucedido en los años anteriores con series como Sex & the city, Friends, pero también Los Simpson, Family Guy, y los animes que se pusieran de moda.

Parece ser algo característico de los medios masivos de comunicación. Se podría decir que no es sólo algo de los medios, sino que es algo característico de los personajes públicos en general. Sospecharía un poco de esta generalización. Piénsese en que muchos políticos por ejemplos, más bien evitarían estar constantemente en boca de todos (o también en personajes como Genaro, quien siendo inevitablemente un personaje público, trata de mantenerse alejado de los “dimes y diretes”). Se daría más bien el caso de que muchos políticos han buscado una manera de mantenerse en sus cargos. Pero más que eso, incluso podríamos decir ha habido un fenómeno por el cual la publicidad (el carácter de ser público) se entiende cada vez más desde la dinámica propia de los medios de comunicación masiva, pero este ya es otro tema.

Para terminar sólo quiero dejar un tema abierto para la discusión. Al parecer, dado que lo que le importa a la exposición en medios de comunicación es aparecer una y otra vez sin que importe mucho qué es lo que se diga, tampoco debería importar el que se diga que es justamente eso lo que importa. En otras palabras, de ser una dinámica que es capaz de alimentarse de prácticamente cualquier cosa que se diga sobre sí (desde lo más elogioso hasta comentarios llenos de odio), debería también ser capaz de alimentarse del discurso que explique su dinámica, algo como lo que he intentado hacer aquí ampliando la pista que me dio aquel comentarista cuyo nombre ya olvidé. Sin embargo, no pasa esto. No vemos a nadie de la FIFA comentando este aspecto en sus discursos, ni siquiera para proponerlo como alternativa ante las acusaciones de mafias (que al parecer es algo mucho más serio). Así tampoco vemos a Susy Díaz diciendo “lo que me importa es salir ante cámaras y que hablen sobre mí aunque sea para decir que soy una bruta”. A lo más se dice “la farándula es mi negocio”. Es como si, después de todo, lo mediático y sus intereses económicos tuviesen algún tipo de interés en no hacer explícito esto. ¿Hay algún peligro en eso? ¿Qué sucedería si Blatter dijera en una conferencia de prensa: “no ponemos cámaras porque nos importa que los hinchas hablen una y otra vez de fútbol y esto incluye que renieguen de las fallas de los árbitros”? ¿Absolutamente nada? Sólo suelto una pista: no bastaría aquí con decir que los hinchas reaccionarían mal porque los pintan como fanáticos reducidos, pues esto ya sucede con comerciales como el del desodorante que pone a los hombres como zombis tras el fútbol. La discusión tendría que llevarse, más bien, por el lado de la importancia de que alguna descripción quede como latente o se haga patente. ¿Qué cambia realmente cuando un discurso se hace patente con respecto a los efectos que ello tiene? Y, ¿qué sucede cuando esto sucede en el caso particular de los medios masivos de comunicación?